El hidrólogo estadounidense, Dave Brailey, puso en funcionamiento recientemente un sistema hidroeléctrico de última generación que construyó en su propia casa en la zona montañosa de Ram Valley, Alaska.
Dave Brailey comenzó a emprender su proyecto soñado de 1.7 millones de dólares de capital hace más de una década. Su esposa, Melanie Janigo, y otra pareja son copropietarios del proyecto y del terreno en el que se asienta.
Brailey hizo la planificación y la mayor parte del trabajo físico, con la ayuda ocasional de familiares y amigos. Luego, contrató a un ingeniero civil para supervisar el proyecto y a otros expertos para trabajos especializados. Finalmente, pagó a una compañía de helicópteros para que transportara materiales como grandes secciones de tubería.
El proyecto de 300 kilovatios de potencia se encuentra en un desfiladero cubierto de maleza debajo de Raina Peak, cerca de 600 metros sobre el nivel del mar.
Un aliviadero desvía parte del agua del arroyo. Una tubería de 18 pulgadas recolecta el agua y recorre 400 metros en descenso, principalmente bajo tierra, hasta una central eléctrica operada por computadora que suministra electricidad a las líneas eléctricas.
Las bajas temperatura de Alaska podrían dificultar la operatividad de la planta. Pero afortunadamente, un manantial que brota de la ladera de la montaña también aporta agua relativamente cálida, lo que mantiene el proyecto fluyendo durante todo el año. Un sendero de construcción empinado y en zigzag conecta las estructuras.
Las virtudes del proyecto
En su punto máximo en el verano, la mini planta hidroeléctrica de Juniper Creek proporciona energía a más de 300 hogares, según Brailey. En su punto más bajo durante el invierno, abastecería cerca de 50 hogares.
Finalmente, la central hidroeléctrica de Juniper Creek es segura para los peces. El proyecto es un sistema de pasada dónde, básicamente, toma prestada parte del agua del arroyo antes de devolverla, sin afectar los recursos pesqueros río abajo como lo haría una presa convencional.
“El agua está con nosotros durante dos minutos, luego vuelve al arroyo”, agregó Brailey.
“Siempre pensé que teníamos que hacer algo sobre las emisiones de carbono, y esto se convirtió en mi propósito en la vida, hacer algo para mis hijos y para la humanidad en el futuro”, dijo Brailey a sus 60 años.
Según las estimaciones de Brailey, el proyecto se amortizará en unos 15 años y producirá electricidad durante generaciones.